E-skin - La piel electrónica podría hacerse realidad muy pronto.
Un equipo de científicos de
Harvard estudió los efectos adversos del smartphone y concluyó que su uso
continuado puede tener un impacto negativo en la salud, especialmente por la
postura de los usuarios. El gesto de mirar hacia abajo equivale a añadir una carga
de 27 kilos al cuello. Pero, ¿y si convertimos nuestro brazo en una pantalla?
La piel electrónica (e-skin)
podría hacerse realidad muy pronto. Los investigadores ya están experimentando
con circuitos electrónicos tan flexibles que incluso se pueden instalar
directamente sobre la piel humana. De esta forma, podríamos contar con pantallas
táctiles en nuestros brazos.
La versión primitiva de esta
tecnología es el tatuaje electrónico. En el año 2004, científicos de Estados
Unidos y Japón desarrollaron un circuito con tiras de silicio de baja densidad
que podía adaptarse a un antebrazo humano. Pero los materiales inorgánicos como
el silicio son rígidos y la piel es muy elástica, así que uno de los
principales retos de la ciencia actual es crear circuitos con materiales
orgánicos.
E-skin cuenta con una matriz con
diferentes componentes electrónicos (transistores, LEDs, sensores, células
fotovoltaicas) que se conectan entre sí con cables flexibles. Estos
dispositivos se construyen normalmente sobre una base elástica y mediante capas
muy finas de materiales superpuestos.
El sector de la robótica es uno
de los grandes impulsores de la piel electrónica porque puede ayudar a los
robots a trabajar de forma más segura. Serán máquinas más conscientes de su entorno
y con apariencia más humana. Esta tecnología ha dado lugar a las pantallas
flexibles, pero también se están estudiando otras alternativas. Por ejemplo, la
empresa Cicret busca convertir la piel de nuestro antebrazo en una pantalla
mediante sensores y un pico-proyector, es decir, sin injertos de ningún tipo.
Pero, ¿seremos capaces algún día
de construir esta tecnología directamente sobre nuestros propios cuerpos? El
mayor inconveniente que presenta la electrónica orgánica es que no es del todo
fiable y su rendimiento es relativamente pobre. La e-skin, como la piel real,
también se arruga y esto provoca que las capas se separen y los circuitos
fallen. Además, los átomos orgánicos están peor organizados que los tradicionales,
esto significa que los electrones se mueven 1.000 veces más lentos.
Otro reto de la e-skin es
integrarse en el cuerpo humano sin causar problemas médicos y sin interferir en
el sistema nervioso. Los materiales orgánicos a base de carbono son menos
propensos a ser rechazados por el organismo, pero este tipo de partículas pasan
fácilmente a través de las células y esto conduce a inflamaciones, respuestas
inmunológicas severas e incluso tumores.
No obstante, la ciencia ya ha
conseguido enlazar componentes electrónicos al sistema nervioso con éxito.
Investigadores de la Universidad de Osaka, en Japón, están desarrollando
transistores para el cerebro que podrán activarse con el pensamiento. La
dificultad está en que el carácter invasivo de esta tecnología podría
desencadenar otro tipo de problemas en humanos. En cualquier caso, parece que
el futuro pasa por integrar la tecnología en nuestro propio cuerpo.
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