Una maleta "Tech" revolucionando el mundo.

“La primera maleta inteligente y conectada”. Con este breve reclamo se presentó el proyecto Bluesmart en la plataforma de financiación colectiva Indiegogo a finales de 2014. La propuesta fue todo un éxito, consiguiendo el apoyo de casi 11.000 personas que ayudaron a reunir los más de dos millones de dólares que hicieron viable el proyecto.

Bluesmart One es el resultado de esta iniciativa: una maleta con el tamaño estándar del equipaje de cabina que cuenta con un conjunto de funcionalidades hasta ahora inéditas en un accesorio de este tipo. Así, se cierra y abre desde el móvil, pesa su contenido, funciona como batería externa para cargar otros dispositivos e incluye un sistema de localización. ¿El precio? Alto, ya que para hacerse con una unidad hay que desembolsar nada menos que alrededor de 500 dólares.


Desde el móvil
Como cualquier dispositivo conectado, es obligatorio utilizarlo junto con un smartphone y una aplicación que los conecta a través de Bluetooth. La vinculación es sencillísima y basta con aceptar que la app envíe notificaciones y crear una cuenta de usuario. Esta aplicación es gratuita y compatible con dispositivos iOS y Android, pero no está disponible en español.

Desde ella se centralizan todas las posibilidades de la maleta. Una de las principales es la localización: dispone de un módulo GPS que permite acceder a su situación exacta dentro de un mapa. La información que ofrece es bastante fiable, aunque es necesario que el smartphone esté conectado a Internet para poder consultarla. Esta función está muy relacionada con otras opciones de seguridad, como la activación de una alerta cuando te separas de la maleta, lo que resulta ideal en caso de robos y olvidos.

También es posible controlar su peso gracias a una báscula integrada en su interior: se sitúa la maleta en una superficie plana y se siguen las instrucciones de la app, que se limitan a levantarla desde el asa y mantenerla en posición vertical durante unos segundos. Esta funcionalidad es muy útil teniendo en cuenta que muchas compañías aéreas establecen un límite de peso para el equipaje de cabina que ronda los 10 kilogramos. Y con ella es fácil llegar a ellos e incluso superarlos, ya que por sí misma pesa más de 4 kilos.

Por otro lado, un cierre remoto permite abrirla y cerrarla a través de la app. Además, es posible configurar el funcionamiento automático de esta prestación, de tal manera que su apertura y cierre se vinculan a la cercanía del usuario. Por supuesto, Bluesmart viene con un juego de llaves que se convierten en indispensables cuando se agota la batería. En este sentido, está dotada de una unidad interna de 10.400 mAh que se utiliza para proveer de energía al módulo Bluetooth y al GPS. La autonomía aproximada es de un mes en reposo; un estado en el que entra a los 5 minutos de desconectarse del móvil. Para apagarla del todo hay que recurrir a la aplicación o a un botón físico oculto en su interior, bajo la tela.

Esta batería también puede utilizarse como powerbank para dispositivos móviles, permitiendo cargar un smartphone hasta seis veces. Dispone de dos puertos para llenar la batería de dos terminales de forma simultánea y no es posible extraerla para utilizarla de forma independiente.

Es precisamente esta imposibilidad de desmontar la batería lo que, en principio, más puede preocupar cuando viajamos en avión. A este respecto podemos afirmar, tras la experiencia de viajar con ella, que no supone ningún problema en los controles de seguridad. De hecho, la propia firma manifiesta que tanto el cierre como la batería se ajustan a los requerimientos de una de las aduanas más exigentes del mundo: la de Estados Unidos. De esta manera, cumple con las especificaciones de la TSA (Transportation Security Administration o Administración de Seguridad en el Transporte) creada en el país americano para garantizar la seguridad de los desplazamientos como respuesta a los atentados del 11S.

En cabina
¿Qué podemos decir de Bluesmart como maleta? Su exterior de policarbonato y nailon es bastante resistente (incluyendo a las salpicaduras), mientras que su estructura se apoya sobre cuatro ruedas que giran 360 grados y que se desplazan de forma muy fluida por cualquier superficie.

Tiene múltiples bolsillos y compartimentos. El más interesante es el situado en su frontal, que ofrece acceso rápido a los dispositivos electrónicos y es tan amplio que dispone de espacio para portátiles de hasta 15 pulgadas. Pero no es el único apartado, ya que dentro de la maleta hay hasta cuatro más. Lo que puede parecer positivo para separar las distintas prendas, a efectos prácticos no lo es tanto teniendo en cuenta que resta capacidad interior, así que la sensación es que no es demasiado amplia.


Todo lo dicho, junto con que resulta muy pesada para su tamaño y su elevado precio, son las tres grandes desventajas que podemos ponerle a una maleta que, por lo demás, podríamos recomendar a cualquiera que desee mantener el control sobre su equipaje. Su apuesta está en que consigue dotar de funciones extra interesantes a un objeto tan básico como este que, para más inri, se une a la interminable lista de dispositivos que hay que cargar.

¿Qué opinas de esta nueva propuesta?


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